Javier Aracama, director y propietario del Grupo Grado Cero, comenzó su propio pequeño negocio en 1990 con dos empleados en un taller de 300 m2 y provisto de 4 máquinas.
Inicialmente, la compañía se concentró en el mecanizado de piezas de precisión sobre plano, para otras empresas. Debido a las fuerzas del mercado, su negocio se desplazó hacia la reparación de maquinaria de excavación, y en 1991 desarrolló su primer enganche rápido para excavadoras.
La crisis de 2008
El Grupo Grado Cero tenía para entonces, plantas para la fabricación de cazos para equipos pesados, y enganches rápidos GO MAX patentados. Pero en 2008 la crisis golpeó duramente la industria de la construcción en España, lo que obligó a cerrar muchas empresas de construcción en el país. En consecuencia, Grado Cero pasó de vender 250 cazos al mes, a sólo 2 unidades vendidas por mes.
A pesar de que la situación económica de la empresa era extrema, Javier Aracama decidió mantener todos sus trabajadores en lugar de ahorrar costes despidiendo personal y con gran esfuerzo fue capaz de darle la vuelta a la situación. Comenzó entonces el proyecto XCENTRIC RIPPER.
Al mismo tiempo, una de sus divisiones, Finerlan, realizaba grandes proyectos de excavación en roca y zanjas en el norte de España. Gracias a esta combinación única, fueron capaces de inventar y desarrollar un implemento completamente nuevo y ejecutar estos difíciles proyectos mucho más rápido y de manera mucho más eficiente.
A principios de 2009 el primer prototipo de Xcentric Ripper empezó a trabajar en las primeras pruebas prácticas en todo tipo de condiciones de roca diferentes, para lograr un implemento 100% fiable y casi libre de mantenimiento.